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La galería de Angélica Cuevas en Flickr.

Momentos de vida

http://player.vimeo.com/video/16781851

Desconexión en Movimiento – Trailer from Angélica Cuevas on Vimeo.

[Vimeo 16781851]

Este proyecto documental pretende describir la situación actual de los usuarios desconectados de los servicios públicos en la ciudad de Medellín que actualmente ascienden a 84 mil familias, en su mayoría ubicadas en los estratos socioeconómicos más bajos.
A partir de los testimonios de los ciudadanos que viven en La Cruz, uno de los barrios con mayor índice de desconexión de la ciudad, ubicado en la comuna 3-Manrique; y unido a un seguimiento periodístico responsable, se pretende evidenciar el contexto social en el que estas personas habitan y que amenaza directamente su derecho a una vida digna.

Terrenos inestables, hogares numerosos, estructuras físicas deterioradas, inconsciencia de parte de los ciudadanos en el manejo de los recursos, desplazamiento y falta de oportunidades de empleo, son algunos de las características que comparten estas familias.

Dirección:
Mónica Samudio – Angélica María Cuevas
Asesor: Manuel Mahecha

Cámara:
Luis Palacios
Mauricio Robledo
Ricardo Bernal
Fabian Ospina

En co-producción con:
Platohedro Casa Audiovisual

Noviembre de 2010

Las noches de cuatro ciudades vistas por cuatro mujeres paisas


En Ciudad de México, Buenos Aires, Barcelona y Bogotá se sienten las noches distintas a las de Medellín. La amplia oferta cultural y la apropiación de las tradiciones son ajenas a una Medellín aún adolescente en el disfrute de la noche.

Por: Angélica María Cuevas Guarnizo

 

 

 

 

 


Catalina Torres
Diseñadora industrial
30 años

Estudió una maestría en diseño en España
Vivió en Barcelona 5 años

-“La noche de Medellín tiene la mente cerrada, esta noche nos pide a todos uniformarnos”

 

Lorena Toro
Diseñadora Gráfica
26 años

Directora de la revista de moda y entretenimiento Neón
Vive en Bogotá hace 4 años

– “Medellín posee poca oferta cultural”

 

Natalia Hoyos
Fotógrafa
28 años

Estudió Fotografía en Argentina
Vivió ocho meses en Buenos Aires.

“En Medellín no se puede escapar de los cerrados círculos sociales”

 

Carla Giraldo
Periodista
23 años

Realizó su práctica académica en la editorial Artes de México y el mundo.
Tiempo de estadía en Ciudad de México: 7 Meses.

Me gusta que en las noches de Medellín puedo tomarme unas cervezas en un parque”


♪♫ La arena estaba de bote en bote, la gente loca de la emoción en el rin luchaban los cuatro rudos ídolos de la afición

Métele la Wilson, métele la Nelson, la quebradora y el tirabuzón,
quítale el candado, pícale los ojos, jálale los pelos, sácalo del ring ♫♪

La Cumbia de los Luchadores suena en Ciudad de México anunciando el inicio del enfrentamiento entre los enmascarados.

A los alrededores del ring se atiborran las mesas donde los espectadores piden unos tragos y las risas se multiplican mientras show, que parece más un juego que una lucha, se agota de ring en ring.

No hay apuestas, los enmascarados son un entretenimiento, y en cada intermedio la música bailable prende la fiesta. Vuelve la lucha y la gente a sus puestos. “Es una puesta en escena que divierte, nunca se golpean fuerte, este no es un ambiente violento” dice Carla Giraldo.

México lleva la lucha libre en su tradición hace más de 100 años, tradición que no se ha perdido en el tiempo, como tampoco lo han hecho las clásicas pulquerías (tabernas) tapizadas en aserrín, sobre el que descansan las salivas después de un trago de un fuerte tequila, un Mexcal o un Pulque.

Buenos Aires también mantiene sus tradiciones porteñas en las que el tango es el emblema. Las Milongas son puntos de encuentro infaltables en las noches bonarenses. Allí se encuentran para bailar la música popular, los jóvenes y los viejos que no le huyen a la noche. Es indispensable tener las zapatillas adecuadas para que los pies se deslicen por el piso mientras las puntas dibujan los tangos y milongas.

En Medellín y Bogotá, son pocos los lugares donde la rumba se enciende con cumbia. Sitios concurridos por gente mayor que se mueven al ritmo de La puya loca.

En Barcelona se celebran un gran número de fiestas populares que tienen lugar en los barrios y las calles de la ciudad. Les festes majors dels barris (Fiestas principales de los barrios) incluyen música, baile y comidas en las calles que hablan de las tradiciones catalanas. “Las fiestas de los barrios congregan a gente de todas las edades, en Barcelona la noche no solo está para los jóvenes” dice Catalina Torres.

Natalia Hoyos encuentra también que las noches en Buenos Aires las habitan además de los jóvenes, los niños y los viejos. “ves a la media noche a los niños jugando en un restaurante y a las abuelas despampanantes entrando a teatro o a la opera, acompañadas de sus nietos y de sus amigas, o en las milongas las encuentras sacando los tacones para bailar de la cartera. En cambio en Medellín la noche rechaza a los viejos, los excluye, los encierra en las casa porque no hay oferta para ellos”.

La Diversidad, pluralismo

Para Carla, Ciudad de México es una ciudad incluyente y tolerante, “En el barrio Roma se reúne gente de todo tipo, pertenecientes a varias culturas juveniles. Mientas en Medellín son comunes las agresiones a los que parezcan distintos, como sucede con los emos, en México es normal ver a un rasta besando a una chica gótica”.

La magnitud del Distrito Federal que congrega a 8.7 millones de habitantes permite que exista todo tipo de oferta cultural que llama a la diversidad de gustos y pensamientos.

Medellín es una ciudad joven, que está lejos de ser cosmopolita. A pesar del incremento de visitas de extranjeros, no existe un número representativo de personas de otras culturas que residan en la ciudad. Mientras México, Buenos Aires y Barcelona albergan gran número habitantes de distintas nacionalidades, en Medellín la mayoría de su población tiene orígenes antioqueños y en el caso de Bogotá prevalecen, sobre los extranjeros, ciudadanos de otros lugares de Colombia que buscan la capital como oportunidad.

La oferta nocturna en Medellín es reducida y por ende monótona, la oferta cultural es muy pobre” dice la fotógrafa Natalia Hoyos. La capital antioqueña está invadida por el reggaetón, el pop y el vallenato, formula que se resuelve bajo el esquema crossover que implementan la mayoría de sitios nocturnos en Medellín, los demás gustos musicales tienen poca cabida en la noche paisa y rápidamente los lugares que se enfocan en géneros distintos cansan a sus asistentes con la monotonía que trae visitar siempre los mismos espacios.

Moverse en las noches

Barcelona contiene una vida nocturna agitada que incluye conciertos semanales en las calles, bares de toda clase de música y discotecas que cierran al medio día. La ciudad está pensada para el peatón, y el trasporte, que cuesta poco, invita a que cualquiera disfrute de la noche sin preocuparse por el regreso a casa. “solo tenía que tener un Euro en el bolsillo para volver a mi casa, o con las ciclo rutas muchos salíamos de rumba en bici” dice Catalina.

En Barcelona, Buenos Aires y México circulan en las noches rutas de buses especiales con recorridos extendidos que tienen buena acogida en los ciudadanos por ser medios seguros para regresar a casa.

De otro lado Bogotá prefiere trasportarse en taxis, preferiblemente pedidos en agencias, pues el alto índice de inseguridad hace que la noche se viva con cierta intranquilidad. El transporte público 24 horas que prestan algunas rutas no es la preferencia de quienes salen de rumba, primero por el riesgo a enfrentarse a un robo y también por los prejuicios creados frente a que “no es bien visto llegar en bus a una disco” dice Lorena Toro quien vive en Bogotá hace cuatro años.

Los costos de los pasajes también influyen en la decisión de salir de noche, mientras en Colombia un tiquete de bus cuesta en promedio $1400 pesos, en México vale $3.00 pesos mexicanos ($ 500 pesos colombianos) y en Argentina $1,25 Pesos Argentinos ($ 900 pesos colombianos).

Solo hace un mes Medellín experimenta las rutas 24 horas que por falta de apropiación de los ciudadanos, y de promoción del servicio por parte del Gobierno han constituido pérdidas para los trasportadores que en una noche transportan en promedio 15 pasajeros. Las rutas que circulan cada media hora no son utilizadas, en primer lugar por falta de conocimiento de la nueva medida y además porque la tardanza, lleva a que los pasajeros prefieran pagar un taxi antes de esperar las rutas tanto tiempo en un lugar que puede ser inseguro.

Consumos culturales

A comparación de Buenos Aires, ciudad que representa el centro cultural más grande de Latinoamérica, donde se disfruta del teatro, la ópera y los paseos nocturnos por las librerías de la Avenida Corrientes, Medellín no posee una tradición cultural enfocada a la apreciación del arte. Las pequeñas salas de teatro se consumen poco y no existen colectivos artísticos en Medellín que realicen montajes para los grandes teatros locales (Teatro Metropolitano y Pablo Tobón Uribe). Éstos programan temporadas teatrales cortas con obras que provienen de otros lugares o sirven como escenarios para conciertos y danzas con boleterías poco accesibles a la mayoría de los públicos.

Bogotá por su lado, como centro cultural de Colombia, entrega diferentes opciones para el disfrute del arte: salas de teatro, salas de conciertos y galerías de arte que funcionan a la vez como bares abren rutas distintas para el disfrute nocturno.

Medellín es aún joven

Para estas mujeres, que vivieron durante un tiempo en otro país, tan solo la comparación entre esas ciudades y la propia, es engorrosa.

Hay un punto de encuentro difícil de reconocer, y es que la inseguridad que expele Medellín no ha permitido que la ésta pueda disfrutar de una vida nocturna distinta. La resistencia a apropiarse de una noche atemorizante ha generado recelo hacia la oscuridad y la soledad que traen el trascurso de las horas.

La inseguridad que habla del contexto violento de la ciudad descarta las intenciones de algunos extranjeros de radicarse aquí, esa inseguridad le ha negado a Medellín el pluralismo, dejándola encerrada en la herencia del narcotráfico que centró las miradas en las mujeres despampanantemente intervenidas en un quirófano, y de los hombres que disfrutan de la guasca y los corridos mientras se emborrachan sobre sus caballos o mientras piensan en el caballo que desearían tener.

Angélica Cuevas

Estudiante de Comunicación Social - Periodismo

Antójate

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